Hay un Madrid de noche, alegre, bullicioso y pachanguero, lleno de música y copas,
de cines de estreno y teatros, y otro de amanecer, en donde hasta el silencio se oye y los pasos
sobre el asfalto, resuenan como truenos.
La plaza de Callao, es fácil verla a esas horas, desierta. Todo el gentío que
durante todo el día abarrota esa plaza, haciendo imposible transitar por ella,
desaparece como por encanto y queda reducido
a las patrullas de limpieza, los rezagados de la noche
y los cuerpos de seguridad.
La Gran Vía y la plaza Mayor, se ven mejor que nunca.
No es necesario abrirse paso para llegar al otro lado.
Rezagados simpáticos y parlanchines, me contagian sus ganas de marcha e inconscientemente,
me hacen recordar años pasados que no volverán.
Estaciones de metro solitarias, vacías de viajeros apresurados, de "chico
esperando a chica"o "chica esperando a chico",
de músicos ambulantes, de mimos maravillosos que
a todos nos alegran el día. Este es el Madrid
que se despierta todas las mañanas y que
seguro, que más de uno, desearíamos que fuera así todo el día.
Todas las fotos las podeis ver en grande pinchando sobre ellas.